Puede Fallar

domingo, noviembre 22, 2009

De jardines ajenos

El Licenciado me escribe este correo, demasiado bueno para morir en una cuenta de hotmail.

"La semana pasada viví una situación cuanto menos curiosa. Era sábado al mediodía y me dispuse a adentrarme en mi Avellaneda natal –y en ese entretejido agridulce de recuerdos que genera esta excursión toda vez emprendida- a visitar a mi madre. Todo lo que tenga que ver con ella tiene un resabio de pasado y es por eso que nuestra relación tiene un componente de inestabilidad muy marcado. Los ecos de una de esas rispideces se estaban desvaneciendo, y el escenario natural para un nuevo acercamiento era su casa mínima y prolijamente atiborrada. El sol, los raviolones con bolognesa, un disco de Otis Redding y las frutillas con crema –el tiramisú hubiese sido un exceso fulminante- eran el complemento perfecto.

"Un rato después de comer mi vieja me dijo que tenía que hacer unos mandados pero que si quería podía esperarla para tomar unos mates cuando ella volviese. Respondí a su idea con otra de una practicidad que me sorprendió: mientras ella atendía lo suyo, yo podía llevar a mi viejo compañero de ruta –el inefable ñato- a que le peguen una buena baldeada en el lavautos artesanal de Belgrano. Me felicité por la ocurrencia; mi devenir incierto pero constante hacen que el ñato rara vez se permita este tipo de lujos asiáticos y sus tripulantes suelen sufrirlo.

"Al salir del departamento, un olor suave pero muy desagradable inundaba el palier. Ya en el ascensor, ambos advertimos un detalle inquietante: unos hilos de agua chorreaban afanosamente entre la puerta tijera y las aberturas de cada piso. La escena me recordó a otra de sábados de superacción por canal 11 –probablemente de ¨La aventura del Poseidón¨- que marcaba el preludio a una gran debacle acuosa. El líquido caía en pequeños borbotones en el piso del habitáculo o bien se perdía hacia abajo. Una vez en planta baja, saltamos hacia el mármol del hall y advertimos una inundación naciente y un aroma aun más perceptible. Mi vieja masculló algo de mudarse en tono de resignación y ambos nos despedimos y emprendimos nuestras tareas.

"Cuando estaba dejando el ñato a la merced de los muchachos de lavadero, registré su interior en búsqueda de cosas olvidadas. Encontré algunos papeles para tirar, monedas y un viejo paraguas de V. que rara vez uso. El intenso calor y el hecho de que durante mi caminata por Belgrano me haya cruzado con Ale el peluquero, responsable hasta no hace muchos años de mis cortes de pelo –muy a mi pesar- con reminiscencias tacita, y con Seba, un viejo amigo de la infancia con resaca eterna y que ostenta el record de no haber laburado un solo día de su vida, me hicieron olvidar por completo al Poseidón. Es por eso que de vuelta en el edificio, mi sorpresa fue grande: dos viejas luchaban impetuosamente por contener la inundación y el hedor pútrido era insoportable. Una de las viejas me informó que se habían tapado las cloacas, creía en el tercer piso. Los ascensores estaban cortados y las aguas servidas caían por los huecos y por el ojo de las escaleras en espiral. Me quedé un rato observando el cuadro dantesco y titubeando, hasta que reparé en el paraguas que tenía en la mano. En un segundo riguroso de decisión abrí el paraguas y me precipité por las escaleras hacia arriba, bajo la mirada atónita de la gente que se acumulaba al entrar por la puerta de calle. La protección resultó efectiva, y con el paraguas apuntando al centro del espiral seguí ascendiendo. Al asomarme al tercero, una de las matronas que manipulaba el secador con rigor en defensa de su hogar miró perpleja a este Moisés que se abría paso indemne y valeroso entre las aguas cloacales.

"-¿Lograron cortar el paso del agua?- le pregunté

"-Están en eso el portero y unos muchachos, pero… ¿cómo supo?- me inquirió boquiabierta mirando el paraguas.

"-Yo …- le dije, ensayando un gesto grave de misterio.

"Mientras ascendía dejando atrás el diluvio, pensé en lo entramado de lidiar con nuestra mierda y la de los demás, que muchas veces nos cae encima sin saber bien porqué."

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