Puede Fallar

miércoles, junio 16, 2010

Papá

Mi papá me llama todos los días, entre las 22:30 y las 23 hs. Todos los días, sin falta.

Primero prueba en mi casa, y si no estoy, llama al celular. El diálogo es más o menos así:

Padre - Hola

Eu - Hola, Pa.

Padre - ¿Cómo va? ¿Todo bien?

Eu - Sí, todo bien, ¿vos?

Padre - Bien, todo tranquilo. ¿El trabajo?

Eu - Bien.

Padre - ¿Comiste?

Eu - Sí.

Padre - ¿Qué comiste?

Eu - Sopa de verduras.

Padre - ¿Eso solo?

Eu - (con fastidio) Sí, papá.
.
Padre - ¿Vos? ¿Bien?
.
Eu - Sí, papá.
.
Padre - Bueno, nena. Te mando un beso.

Eu - Beso, pa. Chau.

Padre - Chau.

Así son el 95% de las conversaciones. Eventualmente nos extendemos sobre algún tema de actualidad (lo que dijeron en 6, 7, 8; el bicentenario; o la rotura de mi lavarropas) pero no ocurre muy seguido.

Como si ya estuviera inscripto en mi ciclo circadiano, y aún desconociendo la hora, siento cuando me va a llamar. Mi amigos lo saben, y dicen 'es hora que llame tu papá', o 'Apollonia, atendé el celular que es tu viejo'.

A mi amadísimo Gus van Sanatan este intercambio le resulta maravilloso, y a veces le dice a su gente 'no sabés, el papá de Alí la llama todos los días a la misma hora. ¿No es genial?' (Gus me bautizó Alí).

Sole, cuando se pone en rol psico, dice que tengo una relación envidiable con mi padre, y que eso prácticamente garantiza mi sano desempeño en una pareja. Dice que lo sabe porque ella, que tiene 'daddy issues' entiende de qué se trata. Yo pienso que si eso es verdad, entonces tengo pésima puntería.

Y eso es todo. Mi papá me llama todos los días del año, a la misma hora. Para saber si estoy bien.

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