Puede Fallar

miércoles, febrero 13, 2008

Mi nuevo programa favorito

No sé si alguien reparó en el hecho, pero yo creo que el mejor programa de la televisión argentina es el que se emite (se repite, en realidad) los sábados en la madrugada (domingos muy temprano si queremos ser estrictos) por Volver: Badía y Compañía.

Mi nuevo plan sabatino es cenar opíparamente, fumar algo y verlo al Cabezón (al verdadero Cabezón, no a Tinelli). Y hay muchos motivos, a saber:

1 - La primavera democrática. Debo aceptar que es un tópico recurrente en mí, pero es que los ochentas están tan embargados de ese perfume que es inútil escaparse. Badía y Compañía supo tener un segmento en el cual un panel de estrellas periodísticas (entre los que recuerdo a Dorio, Alan Pauls, Mario Mactas y Tinelli, por ejemplo) entrevistaban a alguna figura política de relevancia. Tuve la suerte de ver reportajes a fondo de Caputo, de Irma Roy ¡y de Menem!

2 - Recitales en vivo. Atención: Charly García -cuando todavía tocaba-, Virus, Fito Páez, Spinetta, Sandra y Celeste, Los Enanitos Verdes (¡con club de fans y todo!), Ignacio Copani, César Banana Pueyrredón, Los Pericos. Ningún playback, eh. Lo que sí, en el estudio les tiraban humo a lo pavote.

3 - Juan Alberto lo hizo primero. Shows de patinaje sobre ruedas, cantantes ignotos, bailes típicos y de vanguardia (tengo testigos).

4 - La estética 80's. Impagable. Si tienen la suerte de verlo el próximo sábado presten atención a un mueble en la esquina izquierda de la pantalla que asemeja -me parece- una mesa de bar, pintada de blanco y con un helecho encima. Maravilloso. La indumentaria de Juan y de Mario (Mactas) y de los cantantes, bailarines y domadores de dragones invitados es genial. Las animaciones de las placas del programa, la cortina 'Badííííííííííííaaaaaaaycompañíííííííííííííáaaaa' en un falsete abismal, y los coros 'Badapapapapá, badapapapá'. Me muero. Además hay otra cosa, y tal vez algún lector conocedor del asunto pueda acercar una ayuda, y es que el tono de la imagen en general es oscuro, como si faltaran colores. El público, hay que decirlo, merece un capítulo aparte.

5 - El público. ¡Tanto pelo! ¡Mucho pelo, por dios! Y tan respetuoso y entusiasta. Mucho color pastel, hombreras y remeras enormes.

6 - Juan Alberto Badía. Es un capo, es como Sandrini, que te hace reír y llorar a la vez. Empieza a hablar de cualquier tema y se pone sensible, te cabecea, hace pausas y sonríe, le habla al público y al televidente... Me mata, quiero tener un tío como Badía.

7 - Colaboraciones. Muchas y variadas, ahora lo único que se me viene a la cabeza es el infaltable espacio del profesor Lambetain y algunas apariciones de Paolo El Rockero.

8 - Botón de muestra. Hace unos quince días Lu, El Ingeniero y yo estábamos atentísimos escuchando las preguntas que Juan Alberto y Mario le hacían a Guillermo Vilas en un reportaje a fondo (situación: Vilas sentado en un sillón sobre una tarima con una mesa ratona al lado, Badía y Mactas al ras del suelo, de pie, la media hora que duró la charla), y el tenista, que es un auténtico idiota, luego de comentar que estaba en pleno proceso de grabación de su disco -chequeen el tema Tu eres para mí-, se despacha con la siguiente frase:
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'Hubo un tiempo en el que nadie era famoso'

(Posta. La anoté en un papelito y la pegué con imanes a la heladera).
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De yapa, y para que nadie me diga mentirosa, Virus en vivo en Badía y Compañía 1988, con Pronta entrega:



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