Pero bien en promedio

Soy una persona literal. Y esto no es ni bueno ni malo, es.

.

Si alguien me dice, por ejemplo, 'te llamo en estos días' yo espero que lo haga, y en estos días. No lo tomo como una frase hecha y vaga para cerrar una conversación, sino como un certero pronóstico meteorológico, como un compromiso ineludible.

.

No sé, además, leer entre líneas, y cada vez que supongo algo, lo hago mal. Tengo menos intuición que un zapallo. Soy explícita; si te quiero, te quiero, y te lo digo, aunque no mucho porque total que eso vale hasta que se diga lo contrario o cuando nos llegue la muerte, como diría Silvio.

.

Soy constante, lo que me hace casi anacrónica. Hace no mucho un muchiacho terminó una relación conmigo diciendo, entre otras cosas 'Sí, sí, yo estuve hasta hace unos días enamoradísimo de vos, pero se me pasó'. Ese tipo de cosas me descolocan, me desarman, no las entiendo. Si quisiera tocar un lugar común haría alguna especie de análisis de estos tiempos y de la cultura de lo efímero, pero no soy muy amiga de ese tratamiento de revista dominical.

.

Los que me conocen saben que es jodido lidiar conmigo: que soy detallista y obsesiva, que me preocupo mucho por todo, que estoy demasiado atenta a la retórica y que entonces siempre marco las contradicciones del interlocutor de turno.

.

Lo bueno, entonces, es que brindo un ambiente absolutamente propicio para cualquiera que necesite algo -un abrazo, un llamado, una visita, unas palabras. Constante, atenta, en guardia por la gente que quiero.

.

Y ahora que lo pienso me parece que, al final, ser literal, ser explícita y todo lo demás es en realidad genial para el resto y bastante malo para mí.

.