Puede Fallar

sábado, enero 06, 2007

Pupi

Un sábado a la noche me quedé en casa estudiando y, como para que al menos un ruido me acompañara, encendí la tele. Después de una infructuosa recorrida por los ciento y pico de canales paré en Sony, total que no iba a prestar tanta atención y si dejaba algún canal de música me iba a dispersar.

No sé qué vino después de Saturday Night Live -ni siquiera sé si hubo algún programa-, el caso es que en un momento estaba viendo American Inventor. Es un reality como todos los demás, en el que un jurado compuesto por el malo, el bueno, el mediocre y el nulo califican inventos de gente común que ansía saltar a la fama tras, por ejemplo, un pendorcho que evita la apertura indeseada de un baño público, un gas lacrimógeno indetectable o un dispositivo que, colocado entre la cabeza y una peluca, impide que esta última se caiga con un viento fuerte.

Era la banda de sonido perfecta para un sábado deprimente en casa, sola, mientras trataba de asimilar los mecanismos que rigen la muerte celular programada.

En un momento veo que uno de los participantes se presenta ante el jurado con un muñequito celeste, casi un peluche, de unos cincuenta centímetros de largo. De una forma casi humanoide, una cabeza pelada con expresión plácida y sonrisa tranquila. Un cuerpo también redondo, dos piecitos y brazos largos, unidos en lo que sería el extremo de las manos.

El tipo que lo llevaba parecía Flanders: pantalón pinzado beige, camisa cuadriculada al tono, bigotes y apariencia de buen tipo.

Se adelanta hacia el jurado con el muñequito colgado del cuello a través de las manecitas unidas, sosteniéndolo por debajo, dando la impresión de que estaban abrazados.

Bienvenido - dice el malo del jurado - cuéntenos de qué se trata su invento.

Éste es Pupi, contesta Flanders. Pupi es suavecito, dice, mientras acaricia al peluche con dulzura. 'Pupi es un muñeco para adultos, no para niños.'

Ajá - dice el malo del jurado - ¿y qué hace Pupi de especial?

A veces el mundo nos trata muy mal, a veces nos sentimos vencidos, ¿no? - le contesta Flanders con cara de pobrepobre - Bueno, Pupi te abraza y se deja abrazar, y si apretás su hombro derecho te consuela.

'Don't worry. Everything is gonna be alright', suelta Pupi, desde su cinta pregrabada.

Porque de eso se trata, todos tenemos problemas y volver a casa y poder abrazar a Pupi y que te tranquilice y acepte tu cariño y te diga que las cosas van a solucionarse, es algo que todos necesitamos - completa Flanders.

(A esta altura a mí se me estrujaba el corazón, qué quieren que les diga).

El jurado se mira entre sí y el malo dice: 'Discúlpeme, pero si un adulto necesita comprarse un vulgar peluche y escuchar que le diga que todo va a estar bien... Bueno, seguro que ese adulto tiene -evidentemente- problemas, pero créame que no se resuelve con alguien como Pupi sino con un psiquiatra'.

Destrozaron a Flanders, lo mandaron de vuelta a su casa, abrazado a Pupi.

La última imagen fue la del tipo saliendo del edificio y apretando una y otra vez al muñequito 'Don't worry. Everything is gonna be alright. Don't worry. Everything is gonna be alright. Don't worry. Everything... '.

Qué se yo. Creo que a veces un Pupi en casa no me vendría nada mal.

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