Puede Fallar

viernes, octubre 13, 2006

Estelares

Salí tarde de trabajar, un poco porque dejé todos los tubitos y reactivos ordenados y limpios y secos, y otro poco porque me dejaron sola y me cuelgo: me cebo unos mates, veo cómo vienen los experimentos, sucumbo a la interné.
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Bajaba las escalinatas del pabellón 2 cuando me dí cuenta de que llovía. Me alegró. Crucé al freaky -nunca hablé del freaky, ya subsanaré el error. Pasó como una exhalación, ni siquiera pude saludarlo (y no entiendo qué iría a hacer a la facultad tan tarde ya, pasadas las nueve de la noche). Siempre tan lindo, tan raro. Andaba rápido, mientras sacaba algo de la mochila con las dos manos y sostenía con la boca ¡una flor! una flor grandota y amarilla.
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Subí al 107, casi por última vez -es tiempo de volver a Lugano. Me puse a leer la Rolling Stone. Que se entienda: tengo todos los números, desde la primera, y a esta altura ya es una maldición, no puedo no comprarla. Entre la maraña de notas me cruzo con una entrevista a Manuel Moretti, de Estelares.
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La lluvia pegaba contra el vidrio y yo tenía mi pantalón verde y presurosa cambié a los Happy Mondays por 'Ardimos' de Estelares. Y ahí aparecen, borroneados pero vívidos, Natanael, que me pasó sus discos hace ya tanto tiempo; y Manú. Manú en Avellaneda cantando Moneda Corriente (cuando todavía el mundo era fresco y bueno y tenía olor a nuevo, hace menos de un año, hace siglos. Y esa canción. Tan perfecta).
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Así que ahí va, especialmente dedicada a Natanael y a Manú.
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[Encierren en el baño a la tarada que no para de poner a Arjona, y canten a viva voz.]
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He corrido tanto que en verdad
me quedé sin aire y sin estrellas.
Una fina lluvio vió llegar
la malvada fiebre de primavera.
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Como sin aire voy
como sin aire pensando que ra-ta-ta-ta-ta-ta-ta.
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Una vieja amiga amortiguó
la inminente caída sobre la acera.
Vos me viste vestido de amor
cruzando los Andes en nochebuena.
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Y me abrazaste fiel,
y entrecortada dijiste:
'quisiera vivir bajo el sol, con vos'.
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Pero se han ido, linda,
se han terminado los días de bien.
Es moneda corriente en mi vida
las horas vacías andan
rondando tu luz y mi fin...
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Dicen que no es fácil ver
la luna caer sobre tu espalda.
O acaso ver tu espalda correr
detras de mí que como un extraño...
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Como un extraño voy
como un extraño pensando ojalá no me guardes rencor.
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Un boleto a ciudad feliz
que allí hay marquesinas y hay estrellas
una dulce brisa nos traerá
la preciosa nieve de primavera.
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Pero se han ido, linda,
se han terminado los días de bien.
Es moneda corriente en mi vida
las horas vacías andan
rondando tu luz y mi fin...
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