Puede Fallar

miércoles, julio 05, 2006

Una historia sencilla

A Gus

Vuelve a tu vida. Justo, justo en el preciso momento en que la silla había vuelto a ser silla y había dejado de ser 'la silla en la que alguna vez Ella se sentó'. Te interrumpió con todo a medio resignificar.

Entró con su estilo: sin grandilocuencia. Y no es que sea modesta, simplemente no necesita una parafernalia culposa para volver a vos.

Hay una partecita de tu cabeza -molesta, que vas a maniatar a la fuerza- que tratará, seguramente, de ponerte sobre aviso. El resto de tu cuerpo (no sabés cómo) grita por Ella como si fuera una necesidad.

No pide disculpas. El pacto tácito implica seguir donde lo dejaron. Al principio es el reencuentro de todo, el azul que era azul cuando Ella y que vuelve a serlo, algunas pequeñas magias compartidas como ese bar en el que charlaron tantas horas antes de que te le animaras a su boca.

En la vigilia a veces te preguntás 'pero ¿y todo el rencor? ¿dónde se fue?'. Dura poco, porque continuando tu cuerpo está el de Ella, que reposa como en otra dimensión. Está Ella y su abrazo, con el poder de mil amnésicos. Ella es el infinito.

Y vos de nuevo ahí, en el lugar del que te querías escapar, porque no importa cuánta predisposición haya de su parte vos vas abajo, bien abajo. Obnubilado. No sos vos, volvés a ser su cobayo, su chofer, su acompañante. De pronombre personal a adjetivo posesivo.

Lo resistís porque es el aire, el agua y todo lo demás.

Pero llega el día, inexorable. Te arranca otra vez el corazón, sin estridencias ni crueldades, porque hasta para eso es elegante. Ni lo sostiene, lo deja caer al piso y empieza a llenarse de polvo. Vos bajás la vista y lo ves ahí, ensuciándose. No sentís dolor porque no te queda nada. La mente, rápida y práctica, piensa en levantarlo, limpiarlo y correr al médico. Guardarlo en un frasco con formol -¿pero de dónde sacarías formol?-.

Aburrido de mirar ese despojo sanguinolento alcanzás a verle la espalda. Se va. Se va de nuevo.

Lo realmente triste es que, al final, ni vos ni Ella son felices.

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