Lo que ellos quieren
[Córdoba y 9 de julio, seis de la mañana]
Yo - No, en serio, andá, no hace falta que te quedes. Yo espero el cinco acá repancha.
Gus van Sanatan - No, nena. Me voy a quedar hasta que venga ¿cómo te voy a dejar sola?
Yo - De verdad. Hace frío, vos andá, no hay problema.
Gus - Pero decime, querida, ¿no podés ser un poquito más caprichosa? ¿Un poquito más histérica? ¿Menos buena onda? Digamos... ¿no podés ser más mujer?
Yo - A ver, aclarame esto... ¿no se quejan siempre de que somos histéricas, que somos retorcidas, que los volvemos locos? ¿Cómo es al final?
Gus - Claro: nos quejamos. Pero nos encanta.
Yo - No, en serio, andá, no hace falta que te quedes. Yo espero el cinco acá repancha.
Gus van Sanatan - No, nena. Me voy a quedar hasta que venga ¿cómo te voy a dejar sola?
Yo - De verdad. Hace frío, vos andá, no hay problema.
Gus - Pero decime, querida, ¿no podés ser un poquito más caprichosa? ¿Un poquito más histérica? ¿Menos buena onda? Digamos... ¿no podés ser más mujer?
Yo - A ver, aclarame esto... ¿no se quejan siempre de que somos histéricas, que somos retorcidas, que los volvemos locos? ¿Cómo es al final?
Gus - Claro: nos quejamos. Pero nos encanta.
Etiquetas: diálogos, Gus van Sanatan, hombres, mujeres
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