Puede Fallar

lunes, marzo 20, 2006

Vicios

Habíamos empezado bien, pero para el tercer año ya era cualquier cosa.

El tema de 'ir a misionar' era más o menos así: le dábamos catequesis a los chicos, preparábamos algún evento en el que se juntara toda la comunidad, traíamos al cura para que diera una misa, repartíamos donaciones. Y lo más importante, íbamos de dos en dos visitando casas, llevando la palabra de dios.

Teníamos unos dieciocho, dicinueve años. Dormíamos todos juntos en la única habitación más o menos limpia de la escuela del pueblo.

Éramos amigos y la gente nos obsequiaba con casi todo lo que poseía. La pasábamos bien.

Natanael y yo conformábamos uno de los grupos de visita a las casas. Al principio hacíamos las cosas más o menos en serio. Compartíamos un mate con quienes nos recibían, hacíamos alguna oración, les preguntábamos qué ideas tenían como para mejorar la unión de la comunidad -desde cualquier punto de vista la cosa es paradojal: dos porteños extremos con el tupé de decirle a un gaucho del interior más profundo cómo tenía que vivir la vida-.

Los años pasaron y todo -dios, la religión, ir a misionar en lugar de ir de vacaciones, los cristianos, las donaciones, el arroz, el dulce de batata en lata- empezó a cansarnos.

Para no aburrirnos, y ante la condena del resto del grupo, él y yo repetíamos el siguiente jueguito: elegíamos una frase cada uno y debíamos pronunciarla con coherencia durante la charla con los paisanos. Las líneas seleccionadas por lo regular eran de lo más extrañas, lo que nos obligaba a trabajar arduamente en la conversación, haciendo gala de nuestras dotes retóricas -escasas, en lo que a mí respecta-.

Quedan como siempre los artistas, pero casi todo eso ha pasado.

Cada tanto, sin embargo, despunto el vicio... aunque ya no me amparo en la santa iglesia católica.

De modo que si es, por ejemplo, sábado a la noche y se te ocurre ir a hablarle a una chica pequeña, con anteojos, y te parece que ella habla raro, que pronuncia palabras o dichos extraños u obsoletos...

Bueno, estás hablando conmigo.

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