Puede Fallar

jueves, marzo 02, 2006

Consejos

Existen recuerdos inútiles u obsoletos desparramados en la memoria. Sucesos que ni siquiera sospechábamos que estuvieran ahí, que fueran capaces de soportar tan estoicamente el paso del tiempo pero que, en determinado instante, traídos por uno de esos duendecitos que tenemos en la cabeza, resurgen.

Me formé en un colegio católico, con todo lo bueno y lo raro que eso puede llegar a ser. El otro día uno de los enanitos me trajo un recuerdo que me pareció, cuando menos, tierno: si por algún motivo uno se sentía desasosegado, angustiado, con dudas o algo así, sólo debía tomar la biblia y abrirla en una página al azar. La palabra de dios entonces nos buscaba a través del espacio-tiempo y aledaños y nos acercaba un consejo (bastante metafórico por lo regular) al cual asirnos en tan aciago momento.

Últimamente yo estoy así, buscando palabras.

Más crecida –o más cínica- ya no abro la biblia sino que escucho canciones. Muchas canciones. Que dicen cosas o que sólo me acompañan con música.

Y espero, no sé, que me digan algo.

Claro está, lo hacen en forma tangencial o no lo hacen. Pero busco.


Y cuando encuentro… cuando encuentro… puede llegar a ser un momento sublime.

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