Puede Fallar

jueves, febrero 16, 2006

Circunstancias

Íbamos caminando por algún lugar de Avellaneda, cruzando una estación de servicio. Yo contaba sobre uno de mis tangos favoritos, que expresa con justicia muchas de las cosas que pienso. Claro que en ese momento el mundo era joven y fuerte y hacía rato no lo escuchaba.

Sin embargo (se) lo canté:

Estás desorientao y no sabés
qué trole hay que tomar para seguir.
Y en ese desencuentro con la fe
querés cruzar el mar y no podés.
La araña que salvaste te picó ¿qué vas a hacer?
y el hombre que ayudaste te hizo mal ¡dale que va!
Y todo el carnaval, gritando, pisoteó
la mano fraternal que Dios te dio.

¡Qué desencuentro! ¡Si hasta Dios está lejano!
Sangrás por dentro, todo es cuento, todo es vil...
En un corso a contramano un grupi trampeó a Jesús...
No te fíes ni de tu hermano... se te cuelgan de la cruz...

Quisiste con ternura, y el amor
te devoró de atrás hasta el riñón.
Se rieron de tu abrazo y ahí nomás
te hundieron, con rencor, todo el arpón.
Amargo desencuentro,
porque ves que es al revés...
Creiste en la honradez y en la moral...
¡qué estupidez!
Por eso en tu total fracaso de vivir,
ni el tiro del final te va a salir.

Ahora no pasa un día en que no lo cante. Creo que ya hasta lo canto bien. Iba a remarcar con negritas algunas partes que me duelen especialmente, pero mejor no.

(Es Desencuentro, letra de Cátulo Castillo y música de Aníbal Troilo).

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