Puede Fallar

jueves, noviembre 17, 2005

Prueba de amor

Una vez un tachero me contó que cuando era joven y conocía a alguna muchacha que prometía para algo serio, él le proponía una prueba de amor.

Elegían un día de invierno bien frío. Él la pasaba a buscar por la casa. Iban abrigados, pero debajo vestían trajes de baño. El taxi enfilaba para la costanera, y estacionaba a unos 100 metros de algún carrito, de esos que venden choripanes.

Puestos de acuerdo, empezaban a desvestirse hasta quedar en malla. Salían del taxi tomados de la mano, caminando lentamente en dirección al carrito. Comían el choripán acodados a la baranda de la costanera, y volvían al taxi corriendo desaforadamente, donde se abrazaban hasta recuperar el calor.

Y después uno cree que es original.

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