Puede Fallar

martes, octubre 04, 2005

Otra vez Pappo

El posteo largo no es mi estilo, pero lo que sigue no tiene desperdicio.

Dando vueltas por el laboratorio me topo con el último número de Archivos de Medicina Familiar y General (publicado por la Federación Argentina de Medicina Familiar y General), y, entre artículos como 'Prevalecencia y factores de riesgo de asma bronquial entre niños' o 'Campaña masiva y económica contra la pediculosis' encuentro una nota titulada 'Réquiem para "El Carpo"'.

Parpadeo, vuelvo a leer. Réquiem para "El Carpo". Sí, dice eso ¿pero... puede ser?

Es. En el comienzo el autor -Rubén Roa- trata diversos temas sin hilo conductor posible. Ahí van botones de muestra (transcripción textual, sólo agregué las negritas):

'La república Cromagnon, se llevó la muerte de 193 personas, tantos como la Embajada de Israel y la AMIA, juntos; y con quien comparte el denominador común de la corrupción y el encubrimiento. Esto sí fue tema de tapa en enero de todos los diarios argentinos, y el Tsunami (tema de tapa en todo el mundo), quedó fuera de nuestra visión, al igual que el Yectafer -para alegría de Astra Zeneca-.'

'Hace años, en un ateneo, un residente presentaba un paciente de 25 años, que vivía con sus padres, usaba pelo largo, y se fumaba un porro (uno sólo) los fines de semana y que había consultado no recuerdo ya porqué, pero era algo banal. Suficientes datos para que se le indicara un pedido de VIH por ser factor de riesgo. Ese ateneo ponía en evidencia los prejuicios con que nos manejamos, en aquel caso puntual más cercano al del pensamiento policial, el aggiornamiento de un pensamiento lombrosiano'.

'Otras tribus urbanas como estas son dueñas de la noche, y enero encontró a Buenos Aires con sus discos cerradas, y los góticos juntandose en la esquina de los lugares que suelen frecuentar, más de un punk perdido, los chetos en Cariló y por fin, después de la crisis, pudiendo visitar el Este -por Punta del Este-, la "grasada" volviendo a Mar del Plata, y así cada cual en los territorios que ocupan, con sus lenguajes y subculturas, a las que poca atención prestamos pero que debieran formar parte del aprendizaje del modelo biopsicosocial que tanto declamamos'

'Este tema es poco estudiado por los médicos -aunque si por sociólogos-, que música escuchan, el por qué, qué valor tiene en sus vidas, etc...saber eso como si profesa una religión, son datos culturales que nos ayudarían mucho en conocer más cosas sobre nuestros pacientes (como el rechazo de los testigos de Jehová a las transfusiones, las ideas de los Adventistas con relación al tabaco y la alimentación, los reparos de católicos practicante a la imposición de la ley sexual y reproductiva, la comida kosher en algunos judíos, etc.). Como anécdota Buenos Aires tiene dos o tres McDonals Kosher, tantos como Tel Aviv.'

El tipo sigue delirando (Tanguito, la dictadura, Sumo, Vox Dei, Serrat, el tango, Sabina, Wagner, Hitler, ¡Huxley!, los motoqueros del 20 de diciembre...). En determinado punto se pregunta lo que cualquier lector casual:

'¿Y todo esto a qué viene?'

Seguidamente se despacha, claro:

'En primer lugar, a enfatizar el valor de las culturas y los determinantes sociales de la salud, y el lugar preferencial que debiera tener el conocimiento de ésta diversidad de valores culturales. Un punto que debiera ser mejor investigado porque define modos de vida, y por ende, las formas de vivir y de morir. Y en segundo lugar porque siento que a más de uno le falta tango y rock and roll, o si se quiere cuarteto y rock and roll, lo que sea, según donde esté.
Y cómo dejamos pasar por alto a Cromagnon, no seria justo dejar de recordar a alguien que, aunque muerto anteanoche, seguirá reflejando los sentimientos de mucha gente. Norberto Napolitano, Papo, el Carpo, el mejor guitarrista argentino, el que tocó con BB King, el que defendió a la familia cantando "nadie se atreva, a tocar a mi vieja", el tipo rudo y motoquero, sucio y a contrapelo de las corrientes mas importantes del rock argentino, trasgresor y que con casi 55 años, todavía tomaba la leche en la casa de su madre. Quizás como él dijo el Che, "hay que endurecerse, pero sin perder la ternura, jamás". Quizás él también entendió que "no hay merienda si no hay capitán", como Fito homenajeó a quienes nos entregó momentos de alegría, en este caso el Capitán Piluso, y que con diferentes estilos nos reflejaba como sociedad, tal cual lo hacia Tato Bores durante tantos años. León Gieco nos dice que “la cultura es la sonrisa” y Quilapayún afirma en una canción que “busco mi país donde los hombres, se asignen el deber de la sonrisa”. Destino que no parece ser menor’

Y Rubén no se detiene y se da el gusto de cerrar su disquisición con la letra de una canción de Napolitano.

Ahora yo podría regodearme en comentarios mordaces y cínicos pero prefiero dejarlo ahí.

Sólo agrego una cosa: no se rían tanto, el tipo éste es médico.

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