Puede Fallar

miércoles, julio 27, 2005

Memorias de la segunda infancia

Desde los 4 hasta los 13 años, aproximadamente, viví en un departamento del tristemente célebre Lugano I y II. Un barrio culpable, si se quiere, de reunir a muchísima gente de clase media baja en un espacio muy reducido. Nada más.

El punto es que hoy, obligada a pasar cerca por un trámite en el registro (en Av. Roca), me di una vuelta por el edificio que fue mío durante tantos años.

Muchos recuerdos juntos, una sensación... extraña. Las cosas están más pequeñas que en mi memoria, donde todo era grande, espacioso. Algunos cambios son visibles: la puerta de entrada, que era de vidrio doble hoja, ahora es pequeña y de madera. La vereda ancha, que solía ser un jardín, es un mazacote de cemento. La fachada, siempre despintada, está totalmente recubierta con una cerámica que recuerda a hospital, a pabellón.

Padre solía pasar horas en el estacionamiento, arreglando los mil achaques de la vieja camioneta. Un espacio que antes era inmenso y hoy observé minúsculo.

Tengo recuerdos muy feos de esa época: el incendio, cuando tuvimos que pasar de lado a lado por una cornisa, a una altura de 10 pisos...

El hobby de la gente del barrio era -en ese entonces, al menos- tirarse por la ventana.

Por otro lado Padre y Madre aún se amaban y éramos pobres pero vivíamos felices: la infancia, los ochentas, la primavera democrática...

Bueno, caminé por el barrio y, aunque por un momento sopesé la posibilidad de pedir permiso para pasar al viejo 10º C, lo juzgué muy fílmico. Además existe un límite sano de añoranza, lo demás es masoquismo.

Me voy. Subo al 117, echo una última ojeada alrededor: en el lugar donde estaba la biblioteca en la cual leí los primeros clásicos ahora hay un ciber.

A veces me parece que hay un punto en el que hay que dejar atrás algunas cosas, si se pretende mirar hacia adelante con algo de optimismo. -En realidad no sé ni qué quiero decir con esto-.

Ha sido un día extraño. Badly Drawn Boy ha sabido acompañar y fomentar la velada melancolía que intento (sin éxito) ocultar.

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