Puede Fallar

domingo, julio 31, 2005

En sepia


UNO. Tengo una obsesión rayana en la locura con las cosas viejas, y especialmente con las fotos. No puedo entender, bajo ningún concepto, que alguien las tire.


No me convencen tópicos del estilo 'recuerdos dolorosos' o 'no conozco a los que aparecen' o similares.

Einstein ha dejado en claro que tal vez sean posibles los viajes hacia el futuro, pero nunca hacia el pasado. Una foto, entonces, es un testigo único de un momento que fue y que nunca se repetirá.

Una manera de ganarle al tiempo.

Especialmente me gustan las fotos en blanco y negro: cuentan cosas de una época que no viví, y, a riesgo de sonar anacrónica -lo soy-, suelen ser más estéticas que las modernas.

DOS. A mediados de 2002, una nena encuentra unas cajitas de cartón, cilíndricas, tiradas en la calle. Dentro de las cajas, negativos de fotos. Ella los reconoce porque su padre es fotógrafo, y las lleva a casa.

Entre imágenes de una familia en la playa, hay un rollo de negativos en blanco y negro que va a contar otra historia. Una historia que ocurrió alrededor de 1940: unos hombres van de visita a una casa de mujeres.

En una época en que la búsqueda de favores sexuales en lupanares era práctica común pero a la vez tabú, llama la atención que alguien quisiera dejar testimonio de este tipo de excursión. Pero están ahí, como un fotograma: la llegada, el saludo con las mujeres, sexo y despedida.

Muchos años después, sin embargo, el secreto se hizo público y el hallazgo una muestra fotográfica.

LUPANAR, BUSCANDO A CLARA BETER
Fotografías prostibularias (circa 1940)
Desde el 28/07 al 14/08
Espacio Ecléctico
Humberto Primo 730 - San Telmo
Ma-Vi 12 a 20, Sáb-Dom 15 a 20.

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