Una psicosis común

Si mal no recuerdo fue uno de los 'Cuentos Asombrosos' -de la época en que Spielberg todavía hacía cosas buenas- el primero en filmar la idea de una chica que vive sin saber que es parte de un programa de televisión: todos los que la rodean son actores y la ciudad es un gran set. Después, mucho después, vino Truman Show.

A la pobre chica le hacían de todo con el fin de ponerla en ridículo, desde mostrarle a su supuesto novio con otra, hasta tirarle latas de pintura en la cabeza. Con Truman fueron más cínicos: el tipo tenía que creer que todo iba bien.

En los dos casos, el protagonista es también la víctima.

De la misma forma, existen días en los que me siento parte de un teatro. Entonces nada es real, y me siento lejos de todo, imposibilitada de sentir nada verdadero. Amor, respeto, odio, indiferencia son palabras huecas que forman parte de un guión. Y nada más.

Nada me conmueve, sólo estoy yo, definitivamente real en un mundo de supuestos.

Cuando ocurren estas cosas, me parece lógico que los otros no me entiendan, que me lastimen o me digan que soy fría, incapaz de sentir nada.

No alcanzo a acertar cómo entretendrá el director al público mientras leo o viajo, pero supongo que contará con algún sistema de edición, y espero que no le gusten los finales tristes. Debería decirle que me deje elegir la banda de sonido, eso sí.

El resto del tiempo intento ser una persona normal.