Puede Fallar

viernes, agosto 27, 2004

Revisionismo histórico

Casi todos tenemos un pasado que nos avergüenza, y yo no soy la excepción. Están las vergüenzas de los ochentas, que saludan con jopo, pantalones nevados y camperas estampadas desde una foto.
Pero también están una serie de elecciones que no repetiría y que no son endilgables a la época: he sido misionera (de la Iglesia Católica), creí fervientemente en Dios.
Fui a recitales de bandas impresentables, vendí celulares, seguros y artículos de un todo por $ 2.
No me preocupaba cómo estaba vestida, ni cómo tenía el pelo, ni qué tan linda me veía la gente -total, tenía que llegar virgen al matrimonio-.
Bueno, he cambiado. Y en determinado momento entendí que todo lo orgullosa que estoy hoy de mis elecciones son el resultado de lo que fui, y que, de no haber pasado por determinadas cosas, probablemente hubiera seguido equivocada en mucho.
Parafraseando a la Ciccone, digamos que mi pasado no me avergüenza, y que soy ahora una versión más evolucionada de mí misma. Lo que no es poco...

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