Puede Fallar

martes, agosto 28, 2007

Principio trece


La gente que cuando lava los utensillos de cocina con una esponja tipo Mortimer lo hace con la parte verde hacia su mano y la amarilla hacia los platos, tiene una versión distorsionada de la realidad.


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lunes, agosto 20, 2007

Agenda: Importantísima Imperdible

Ya había contado de mi conexión con los ex Giradioses, y de cómo mi Sr. Hermano es el guitarrista de la nueva formación, bautizada Mundialmente.

Ahora me complace invitarlos al primer recital en vivo de la banda, el próximo sábado 25 de agosto en el Foro Gandhi (Av. Corrientes 1743) a las 22.00 horas.

Además de disfrutar con música de alto vuelo, podrán Uds conocer a personajes citados en este blog y a mí misma, en todo nuestro esplendoroso esplendor.

Les dejo dos links para los que todavía no saben de qué se trata: página de Mundialmente, Myspace.

Más vale que los vea a todos ahí, eh. No me hagan enojar, que los petisos somos jodidos...



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sábado, agosto 04, 2007

Teoría cinética del amor

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La fisicoquímica le ha dedicado, a través de la historia, un enorme apartado al estudio del comportamiento de los gases.

En un tono coloquial, puede imaginarse a un gas como moleculitas que se chocan a lo pavote entre sí y que se mueven como locas en el compartimiento que las contiene.

Pensando a las moléculas como esferas es aún más fácil: muchas pelotitas que no paran de moverse en un espacio reducido se embestirán entre sí y con las paredes del recipiente muchas más veces que en un espacio mayor.

En un mismo compartimiento, qué tan rápido se muevan las moléculas va a depender de la temperatura a la que estén sometidas; a mayor temperatura, más energía cinética poseerán y su velocidad aumentará.

Las relaciones funcionan un poco así también.

Si cada persona es una esfera de un gas, el súmmun del amor consiste en chocar con otra esfera de la misma especie y mantener trayectorias paralelas hasta el infinito. Esto es, a nivel fisicoquímico y humano, bastante poco probable. Porque es difícil encontrarte con tu mismo tipo de molécula, porque un choque de tipo elástico hace que las esferas, después de perturbar una el universo de la otra, salgan despedidas en direcciones opuestas. Pero lo más complicado es encontrar dos moléculas con la misma energía cinética, con la misma velocidad, con idéntica temperatura.

Sobran ejemplos de amores anodinos, gélidos, que se mueven despacio y que duran mucho, mucho tiempo, en los que todo va tan lento que la embestida entre las moléculas se parece más a un encuentro pegajoso que a otra cosa. Están también los amores fogosos, ardientes, que se consumen a velocidades extremas y queman todo a su paso para separarse con la misma celeridad con la que se chocaron.

Es complicado: hay que encontrar una temperatura de compromiso en la que la pasión no nos tire de cabeza contra el pavimento, obligándonos a juntar con una cucharita los electrones, protones y neutrones desparramados. Y tampoco vaciarnos de energía cinética, manteniendo todo en una especie de heladera sentimental, tratando de garantizar el mínimo dolor.

Este post, sin hacer gala de un cinismo desmesurado, tiene como único fin acercar un recurso. Busca mandar a retiro al trillado 'no sos vos, soy yo' y reemplazarlo por un 'disculpame, nunca me destaqué en esto de manejar temperaturas'.
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