Gabriela Torres - Círculos de Fuego (1998)

Me gusta el tango porque no se parece en nada al resto de los ritmos latinos, ni a los europeos, ni a otras variantes... ni siquiera al rock. No tiene una serie de golpecitos que se repiten, no se escuda tras una cortina de bombos que marquen el compás.

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Me gusta porque es hermoso.

Hermoso y triste. No busca la catarsis; mientras otros géneros invitan al escape, al aturdimiento, el tango trae la memoria, te recuerda lo infeliz que sos, no vaya a ser cosa que -por un momento- te olvides.

No se lleva bien con el movimiento desenfrenado. Su baile es pasional pero a la vez matemático, no cualquiera puede bailarlo. (Podés cantarlo frente a un espejo, pero nunca bailarlo).

Me gusta porque en los tangos cantados la letra está hecha de poesía, no es un mero acompañamiento:

Yo te di un hogar...

Siempre fui pobre pero yo te di un hogar.

Se me gastaron las sonrisas de luchar,

luchando para ti, sangrando para ti.

Luego la verdad,

que es restregarse con arena el paladar

y ahogarse sin poder gritar.

Yo te di un hogar...

¡fue culpa del amor!

Dan ganas de balearse en un rincón.

(Afiches, A. Stampone- H. Expósito,1956)

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Pero más que nada me gusta porque el tango es Buenos Aires. Es mi Buenos Aires, es mi único amor correspondido, es esa mole grotesca que siempre me acuna, que siempre me cura -cuando estoy muy triste o muy feliz camino sola por la ciudad porque sólo estas calles me equilibran, me contienen. Buenos Aires no tiene hijos, ni pareja, ni obligaciones, ni clases de yoga, ni tiempos de introspección. No se cansa de mí. Siempre está. No es ella, soy yo.

Les traigo un disco maravilloso, muy difícil de conseguir. Hace casi diez años que se editó, y aunque en su momento despertó algún aplauso... quedó ahí, sin terminar de despegar. Después esta chica (que durante la grabación del disco era la esposa de Lito Vitale, ahora no sé) se volcó al pop y ya sabemos lo que ocurre en esos casos.

Nadie debería perdérselo. Si te gusta el tango, porque te va a encantar. Si no te gusta el tango, porque después de esto lo vas a pensar mejor. Si nunca escuchaste tango, bueno, es un excelente modo de empezar.

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Gabriela Torres

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Círculos de Fuego (1998)

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Bajar (192 kbps)

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Una última advertencia: son canciones bellísimas pero peligrosas, tengan cuidado con el frío y la tristeza y el desamor y la suerte adversa. No queremos accidentes.

El juego

Madre y su pareja suelen juntarse a cenar con amigos, todos entraditos en años. Yo no sé bien cómo es cuando van a otras casas, pero las veces que compartí la mesa con ellos noté que siempre participan del mismo juego extraño. Por lo que ví a través de los años, las reglas parecen ser las siguientes:

UNO. Nunca se menciona el juego. Para el espectador casual la competencia no existe.

DOS. Jamás se pierde la vehemencia ni la pretensión de erudición. El participante que sonría ante algo de lo dicho queda automáticamente eliminado.

Y por último, el objetivo del certamen:

TRES. Deben decirse las cosas más locas, más ridículas, más brutales. El competidor que acumule la mayor cantidad de barbaridades en el menor tiempo posible, gana.
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De la última reunión celebrada en el hogar, traje un par de botones de muestra (reservo a los autores):

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a) Kirchner es peor que Hitler.
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b) Yo, si tuviera que arreglar el problema de los villeros, voy con un par de palas mecánicas y los levanto a todos por el aire. Y problema solucionado.

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c) El voto tiene que dejar de ser universal y volver a ser calificado.
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d) Sólo el liberalismo puede salvarnos.

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La verdad es que nunca me quedé hasta el final, así que no sé cómo es la ceremonia de premiación. Probablemente se trate de un torneo anual y por eso se reúnen varias veces al mes, pero no estoy muy segura.
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Chicos, eso sí, con cuidado, no lo practiquen en casa sin supervisión de algún adulto.

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Pero bien en promedio

Soy una persona literal. Y esto no es ni bueno ni malo, es.

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Si alguien me dice, por ejemplo, 'te llamo en estos días' yo espero que lo haga, y en estos días. No lo tomo como una frase hecha y vaga para cerrar una conversación, sino como un certero pronóstico meteorológico, como un compromiso ineludible.

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No sé, además, leer entre líneas, y cada vez que supongo algo, lo hago mal. Tengo menos intuición que un zapallo. Soy explícita; si te quiero, te quiero, y te lo digo, aunque no mucho porque total que eso vale hasta que se diga lo contrario o cuando nos llegue la muerte, como diría Silvio.

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Soy constante, lo que me hace casi anacrónica. Hace no mucho un muchiacho terminó una relación conmigo diciendo, entre otras cosas 'Sí, sí, yo estuve hasta hace unos días enamoradísimo de vos, pero se me pasó'. Ese tipo de cosas me descolocan, me desarman, no las entiendo. Si quisiera tocar un lugar común haría alguna especie de análisis de estos tiempos y de la cultura de lo efímero, pero no soy muy amiga de ese tratamiento de revista dominical.

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Los que me conocen saben que es jodido lidiar conmigo: que soy detallista y obsesiva, que me preocupo mucho por todo, que estoy demasiado atenta a la retórica y que entonces siempre marco las contradicciones del interlocutor de turno.

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Lo bueno, entonces, es que brindo un ambiente absolutamente propicio para cualquiera que necesite algo -un abrazo, un llamado, una visita, unas palabras. Constante, atenta, en guardia por la gente que quiero.

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Y ahora que lo pienso me parece que, al final, ser literal, ser explícita y todo lo demás es en realidad genial para el resto y bastante malo para mí.

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40 años

Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band - 1 de junio de 1967

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